El verdadero problema
Hace algunos años, salió la noticia de un conductor de camiones que intentó pasar por debajo de un puente que no era lo suficientemente alto. Sus cálculos fallaron y el camión quedó firmemente atascado. Tanto, que el conductor no tenía manera de avanzar o retroceder…
Según cuenta la historia, este episodio causó masivos problemas de tráfico, lo cual derivó en la movilización de innumerables recursos: personal de emergencias, ingenieros, bomberos, funcionarios de vialidad y transporte… Todos con propuestas de soluciones para liberar el atascado vehículo.
Unos querían desmantelar el camión en partes pequeñas; otros, más radicales, querían tirar abajo una parte del puente. Los de vialidad sugerían redistribuir los canales de tránsito y establecer un plan para evitar la zona congestionada… Es decir, cada grupo sugería la solución que mejor se ajustaba al saber experto que tenían.
Pero un niño que pasaba por la zona presenció el intenso debate. Se quedó mirando el camión y soltó con aire despreocupado: “¿Por qué no deshinchan las ruedas del camión?”.
La sencillez fue la mejor solución y la que implicó menos daños, para el estupor de los expertos. El camión salió de la zona crítica y rápidamente todo volvió a la normalidad.
Al final, el problema no era el puente, ni el camión, ni el conductor. El verdadero problema era buscar soluciones fuera de los patrones repetitivos de comportamientos que los equipos de trabajo se han acostumbrado a hacer. Repitiendo modelos se puede lograr eficiencia, pero difícilmente se solucionen problemas inesperados.
¡CREATIVIDAD PARA LA RESOLUCIÓN DE PROBLEMAS INESPERADOS!